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LAC y el Perú en el Findex 2017

En este blog, Carolina Trivelli afirma que en el Perú se registraron avances y retrocesos en inclusión financiera, pero se va en la dirección correcta.
Una mujer cosechando cactus. Por David Martin Huamani Bedoya, Concurso de Fotografía CGAP 2017.

Si la conclusión de la nueva medición del Findex para el mundo entero es que avanzamos, pero que aun nos falta mucho (porque todavía 1.700 millones de personas en el mundo no acceden al sistema financiero), las conclusiones para América Latina y el Caribe (LAC) son menos positivas. También avanzamos, pero mas bien, muy poco. Entre 2014 y 2017 el porcentaje de adultos con una cuenta apenas subió 3 puntos, pasando de 51,4% a 54,4%.  Estamos aun lejos del promedio global de adultos con cuenta (69%)

Desde mi punto de vista los avances en LAC fueron decepcionantes. A pesar de que buena parte de los países tiene planes y estrategias de inclusión financiera no se ha logrado mucho en los tres últimos años. Además, vimos países avanzar algo y a otros estancarse o incluso retroceder ligeramente.

El porcentaje de adultos con al menos una cuenta crece algo, el que la usa o ahorra en una entidad financiera o tiene un crédito formal está prácticamente estancado. El uso de medios digitales es lo único que mejora, pero aun sigue siendo muy bajo. Apenas 5,3% tiene una cuenta de dinero móvil (pero esto es casi el triple de lo que se registró en 2014).

En el Perú hay avances y retrocesos. Pasamos de 29% de adultos en 2014 con cuenta a 43% en 2017, un avance importante, pero podríamos haber logrado mucho más. Seguimos rezagados frente a nuestros países vecinos y al promedio regional. Además, mantenemos bajos niveles de uso. El 40% respondió que ahorró algo de dinero en el último año pero solo el 8% lo hizo en una entidad financiera. Las personas guardan dinero –para su negocio, para adquirir activos, para enfrentar emergencias- pero lo que conoce del sector financiero no parece ser lo suficientemente atractivo como para llevar estos ahorros a una entidad financiera. Del 43% de adultos que tienen una cuenta, poco más de la mitad tiene una tarjeta de débito. En acceso a crédito formal es donde nos va mejor, 15% tuvo un crédito de una entidad financiera. El uso de internet para hacer pagos y compras se duplicó entre 2014 y 2017, pero aun es un medio usado solo por el 7% de los peruanos.

Es decir, los peruanos seguimos rezagados, pero vamos en la dirección correcta.

"Los peruanos seguimos rezagados, pero vamos en la dirección correcta".

Hay dos áreas en las que nos ha ido mal y que merecen reflexión y tomar acción. Primero, en el uso de medios de pago digitales o a través de medios distintos al efectivo. En el 2017 el Findex reporta que el Perú tres de cada cuatro peruanos que paga un recibo de servicios (luz, agua, etc.) lo hace en efectivo. Va con dinero en el bolsillo, hace cola y paga directo a cada proveedor. Apenas 9% de los que pagamos recibos de servicios lo hacemos a través de una entidad financiera (presencial, vía internet, débito automático o teléfono). En el mismo sentido, la mitad de las personas que recibió un salario en los últimos 12 meses lo hizo en efectivo y 84% de los auto empleados recibió sus ingresos en cash. Tenemos una enorme tarea por mover estos pagos en efectivo hacia medios digitales, no solo para ahorrarnos tiempo y dinero a los consumidores, sino para formalizar y hacer más eficiente la economía del país.

Segundo, nos ha ido mal es el aspecto distributivo de estos avances. La brecha de género que ya era alta, ha crecido. Si el 43% tiene una cuenta, es porque el 51% de los hombres la tiene y solo 34% de las mujeres. La brecha es de 17 puntos, más que el doble del promedio de la región (7 puntos) y casi el doble que el promedio de los países en desarrollo (9 puntos). Tenemos un problema que crece. Inaceptable. Vamos al revés que el resto del mundo. De igual modo, en la diferencia de tenencia de cuentas entre el 40% más pobre y el 60% menos pobre ha crecido entre 2014 y 2017, de 22 puntos a 26 puntos porcentuales. Los esfuerzos de nuestra Estrategia Nacional de Inclusión Financiera o aun no se sienten o no están dando resultado. Parece que avanzamos en el acceso general, pero a costa de descuidar a los grupos más vulnerables.

Además de estos dos problemas serios, el bajo nivel de uso de las cuentas de ahorro o de las cuentas transaccionales sigue siéndola mayor preocupación. Las personas prefieren ahorrar en casa, en grupos informales de ahorro; aun las fuentes de fondos para enfrentar emergencias o para hacer crecer los negocios vienen principalmente de fuentes distintas al sistema financiero, y seguimos dependiendo del efectivo para la gran mayoría de los pagos.

"Como bien concluye el reporte del Findex 2017, las finanzas digitales son una oportunidad para apuntalar los esfuerzos de inclusión financiera. Los sistemas de pagos digitales son una de las claves para cambiar las cosa, aun son una promesa para los peruanos".

Como bien concluye el reporte del Findex 2017, las finanzas digitales son una oportunidad para apuntalar los esfuerzos de inclusión financiera. Los sistemas de pagos digitales son una de las claves para cambiar las cosa, aun son una promesa para los peruanos. Hay avances con iniciativas como Bim, pero que aunque creciendo, aun llegan a pocos usuarios. Impulsar los pagos digitales es una de las rutas por donde el Perú tiene que avanzar, no solo para mejorar sus opciones de lograr una mayor –y más rápida- inclusión financiera sino también para que nuestra economía se haga más eficiente, más justa, crezca más y para que los ciudadanos reciban mejores servicios y puedan usar mejor su tiempo y su (escaso) dinero.

Perú sigue siendo un país con muy buenas condiciones para avanzar en un verdadero proceso de inclusión financiera. Tenemos buena regulación, un buen regulador, un sistema financiero con diversidad de modelos de intermediarios, con resultados positivos y sostenibles, tenemos un diagnóstico compartido y un plan de acción –reflejados en la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera aprobada en 2015- y en los grandes números –adultos con cuenta- parece que avanzamos, pero en el detalle, en la distribución y en el uso efectivo de esas cuentas seguimos rezagados. Urge tomar acción y retomar el debate de cómo lograr mayores avances, no para cumplir con una meta o para ponernos al nivel de la región, sino para que la vida de los peruanos, en particular de aquellos en situación más vulnerable, mejore.

La tarea parece obvia, darle mayor impulso a la Estrategia Nacional de Inclusión financiera, quizás con algunos ajustes para atacar de manera más efectiva las desigualdades que vienen creciendo en materia de inclusión financiera y darle una impulso decidido a los procesos de digitalización de pagos para facilitar la ruta de acceso y uso de los ciudadanos hacia los servicios financieros, y para reducir el excesivo uso de dinero efectivo. Urge rediscutir estos temas y calibrar los esfuerzos públicos y privados para que el proceso sea realmente inclusivo.

Este blog es parte de la serie del Portal: Hallazgos Global Findex 2017.

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Lilliana Palomino Chavez
11 Octubre 2018

Uno de los principales aportes en la Inclusión tambien es por la promoción en Educación Financiera, en este sentido, cuáles son las entidades del Sector Público que promueven programas de educación financiera?

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